Alina llegó a Barcelona hace tres años atraída por el arte, el sol y la sensualidad de la ciudad. Formada en técnicas de masaje tántrico y relajación profunda, combina su sensibilidad natural con una conexión auténtica en cada sesión. Cree que el tacto consciente puede cambiar el estado de ánimo, liberar tensiones y despertar emociones dormidas. Dulce pero intensa, su estilo es elegante, pausado y profundamente envolvente.